Grietas. El mundo estaba lleno de grietas. Las encontraba por todas partes, cada vez más numerosas, cada vez más profundas. Muchas veces no podía evitar hurgar en ellas, y en la mayoría de ocasiones se arrepentía de haberlo hecho. Había recorrido aquel mundo de parte a parte, asegurándose de que verdaderamente estaba sola. Lo prefería así. Cuando encontraba a alguien surgían más grietas, y entonces debía volver a empezar. Cada mañana llenaba su cubo de estrellas y trataba de rellenar las grietas con ellas. Pero a veces eran demasiado grandes, demasiado pesadas para contener un universo. Algunas veces trabajaba hasta la noche. De pura frustración, muchas veces había desahogado su rabia golpeando aquellas grietas, aunque ello implicara que se abrieran más. A veces se dejaba caer, agotada, y deseaba que hubiera alguien allí con quien poder hablar, pese al riesgo de crear nuevas grietas. Pero enseguida se hacía entrar en razón y se repetía a sí misma que nadie...
❝Yo escribo. Es mi mayor victoria, mi conquista, el don del que me siento más orgullosa.❞ ーHistoria del Rey Transparente, Rosa Montero.