Se levantó con el sonido del despertador, como cada mañana, antes de que el propio sol hubiera amanecido. Las calles aún estaban entumecidas por la lluvia de la noche y la quietud se veía cruzada por el quejido de las rejas de los comercios, del descorrer de cerrojos y del alzar de persianas. Pero sus ojos se resistían a abrirse a todo eso y, entrecerrados como estaban, apenas sí le permitían vislumbrar el camino hasta el cuarto de baño. Desayunó con calma, acompañando el masticar de sus tostadas con el tic tac del reloj. Retrasaba lo inevitable, pues en algún momento llegaría el momento en el que tendría que vestirse. Apuró hasta el último instante antes de dirigirse a su ropero, contemplando el interior como si se tratara de un complicado acertijo. El día al que debía enfrentarse era especialmente complicado, no podía llevar cualquier cosa. Su jefe ya llevaba un tiempo presionando a su plantilla para que aumentara la producción, como si gritando se trabajara más deprisa. R...
❝Yo escribo. Es mi mayor victoria, mi conquista, el don del que me siento más orgullosa.❞ ーHistoria del Rey Transparente, Rosa Montero.