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"Un sitio al que vamos todos no puede ser malo"



"Un sitio al que vamos todos no puede ser malo" 
(Más allá de los sueños)

Nunca es fácil decir adiós a un ser querido. Pero aún se hace más difícil cuando ha pasado tan poco tiempo... Seis años... Se siente rabia, impotencia... De nada sirve tratar de encontrar un por qué... El vacío es demasiado grande, no se puede llenar con palabras... nada es suficiente para explicar algo semejante... Todo parece un sueño, una sucesión de imágenes no más nítidas que el reflejo en el agua que la corriente distorsiona. Y sin embargo necesito creer que hay algo más, que hay un lugar mejor más allá de la vida, que esto no se ha acabado aquí, que solo es el comienzo de algo nuevo... Estés donde estés, espero que sea allí.
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Al principio no sabía muy bien dónde estaba. La luz era tan cegadora que apenas sí podía abrir los ojos. Se había quedado dormido un instante, y sin embargo, parecía que había pasado mucho más tiempo. Ya no estaba en aquella habitación. Ahora estaba tendido sobre un campo lleno de flores, de pétalos suaves de vistosos colores y dulces aromas. Se sentía ligero como una pluma y una paz interior le inundó: ya no estaba enfermo. Quiso decírselo a mamá y a papá, pero ya no estaban a su lado, aferrando sus manitas con los ojos llenos de lágrimas. No quería que estuvieran tristes. Aquel lugar era muy bonito. Siempre que tenía hambre, aparecía justo lo que le apetecía comer, nunca se aburría, pues siempre encontraba algo que hacer. No sentía ni frío ni calor y las noches, coronadas por una inmensa luna, las pasaba mecido por el suave canto de las diminutas hadas, que le arropaban entre pétalos de rosa.
Eternamente sería un niño, eternamente inocente, eternamente puro, siempre con un vivaracho brillo en sus ojos pardos. 

Irene, 2011.

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