A ti, que miraste a mis defectos y dijiste que eran
perfectos, que me abrazaste en lo más crudo del invierno. A ti, que me
devolviste la sonrisa cuando sólo quería llorar y disipaste la niebla de mi
mente. A ti, por ser quien eres, te regalo mis mejores días, mi sonrisa más
cálida y mi beso más sincero.
Irene, 2016.
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