¡Hola! Hacía mucho que no escribía un preámbulo antes de un relato, y creo que ya iba siendo hora. Esta historia está basada en un cuentecillo que escribí allá por el año 2006 y encontré en el otro día en el baúl de los recuerdos. Decidí reescribirlo y he aquí el resultado, espero que disfrutéis tanto al leerlo como yo al escribirlo. ¡Un saludo!
Irene.
Érase una vez, hace mucho, mucho tiempo, un pueblecito
situado en la falda de una hercúlea montaña. Se había originado a raíz de un
grupo itinerante de mercaderes que, cansado de dar tumbos, había encontrado en
aquel rincón del mundo el lugar perfecto para establecer su hogar. Sin embargo,
una vez al año continuaban haciendo una ruta por las
localidades vecinas, aprovechando para abastecerse y de este modo poder
afrontar el crudo invierno en las montañas.
Sucedió que durante una de aquellas largas ausencias de los
más hábiles del pueblo despertó en la montaña un mal desconocido hasta el
momento por los alegres y despreocupados habitantes. Un imponente dragón, cuyas
escamas rojas parecían chispear como fuego a la luz del sol, emergió de las
profundidades de la tierra y atacó a sus reses. La batalla que libraron quienes
habían quedado guardando el hogar sería recordada como una de las más épicas de
la Historia. Mas quiso la cruel ventura que el cadáver del gigantesco reptil
fuera a derribar en su caída el único paso entre el pueblo y el resto de las
localidades, dejando un oscuro abismo cuyo fondo no alcanzaba la vista.
Dado el inminente regreso de los mercaderes, los habitantes
tuvieron que actuar deprisa y construyeron un puente con los materiales de que
disponían. Como era de esperar, cuando regresaron de la ruta mercantil se
extrañaron al ver el puente aposentado sobre aquel vacío abismal, lo que dio
lugar al relato de los hechos por parte de los victoriosos habitantes. Comenzó
de esta forma una batida por la montaña para asegurar que no hubiera más
dragones.
Uno de los habitantes, conocido por ser tan bondadoso como
valiente, encontró la gruta por la que había salido el dragón y se adentró en
su interior. No hubiera podido decir cuánto tiempo estuvo caminando hasta que
llegó a una abrupta cueva, donde halló un nido en el que dormitaban dos
magníficas criaturas como la que le habían descrito. Alzó su lanza dispuesto a
acabar con sus vidas, pero entonces una de ellas abrió los ojos y lo miró
fijamente, haciéndole comprender que no eran más que unos bebés. Sus ojos se
anegaron de lágrimas y ya no fue capaz de matarlos. Ocultó sus huellas, declaró
no haber encontrado nada y desde ese momento cuidó y protegió a los pequeños en
secreto como si fueran sus propios hijos.
Pasaron los años y el suceso quedó relegado a la leyenda,
una mera anécdota con la que los mercaderes atraían la atención de los posibles
clientes. Aunque en un primer momento se había propuesto una reconstrucción del
puente con materiales más fiables, en vista de que éste resistía el paso del
tiempo los habitantes prefirieron centrarse en el arreglo de los desperfectos
que el ataque del dragón había ocasionado en el pueblo. La vida para ellos era
tranquila y apacible, nadie habría podido prever los acontecimientos de aquel
fatídico día.
Como era ya tradicional, se organizó una gran fiesta para
despedir a quienes un año más se disponían a hacer la ruta mercantil. Debido al
jolgorio que reinaba en el pueblo, nadie se percató de los inquietantes
crujidos provenientes del ya viejo puente. Cuando la caravana de mercaderes
cruzó despreocupadamente, las maderas que lo componían se desgajaron,
precipitándolos al vacío ante los gritos de horror y desesperación de sus
congéneres.
Todo ocurrió en un lapso temporal demasiado breve para poder
ser captado por el ojo humano. Los mercaderes cerraron los ojos, esperando el
momento en el que las alas de la muerte los abrazaran, sin embargo, nunca
llegaron a sentir su gélido aliento. Los dragones, sintiendo en peligro al
hombre al que debían la vida y que con tanto amor se había encargado de ellos,
acudieron raudos en su rescate, juntando sus hocicos de tal manera que sus
cuerpos no sólo salvaron la caravana al completo, sino que también hicieron las
veces de puente, permitiendo cruzar a los desconcertados mercaderes al otro
lado y continuar su viaje. El hombre que había sido como su padre durante todos
aquellos años se despidió de ellos con lágrimas en los ojos, profundamente
conmovido por su acción. Los habitantes del pueblo prometieron cuidar de ellos
hasta su regreso, y con esta tranquilidad el hombre se unió a la caravana y
partió.
No obstante, por mucho que lo intentaron, no consiguieron
que los dragones retornaran a su nido. En los meses siguientes, tampoco
quisieron probar bocado, aguardando pacientemente el regreso de aquel al que
consideraban su padre sin moverse un ápice, manteniendo el paso abierto. Cuando
los mercaderes volvieron, se encontraron con que los dragones se habían quedado
petrificados en aquella posición, confeccionando un característico puente de
piedra que bautizaron El Beso del Dragón. No hubo un solo habitante que no
llorara la muerte de los dragones. Su sacrificio había salvado la vida de
muchos, y eso fue algo por lo que siempre se sintieron agradecidos.
Incluso las generaciones mucho más posteriores conservaron
un cariño especial por aquel puente, que a día de hoy aún continúa allí, como
testigo inmortal de un tiempo ya olvidado.
Irene, 2006.
¡Hola! Me he pasado a leerlo porque habías puesto un anuncio en twitter y la verdad para haberlo escrito con...¿cuántos? ¿11 años? Y leí también otro relato que dijiste que lo habías escrito con seis, yo no llegaba a tanto... Lo tuyo es tener madera de escritora, sí señora.
ResponderEliminarEste relato en particular lo has narrado como con el estilo de los cuentos medievales. Es una época en la que se infla la imaginación con las leyendas y los héroes. Me ha emocionado lo que pasó con los dos dragones, y que la gente los repudiara para después agradecérselo todo. Ha sido muy bonito :)
¡Me alegra que te haya gustado! La verdad es que escribir ha sido mi ilusión desde pequeña, siempre me ha gustado contar historias y, poco a poco, he intentado ir mejorando mi estilo.
ResponderEliminar¡Muchas gracias por tu comentario! :3